¡Hola a todos!
Hoy me gustaría contaros la bonita historia de Luke Nutall, un pequeño de 7 años con diabetes tipo 1.
Una noche como cualquier otra, el pequeño dormía plácidamente cuando su perro Jedi comenzó a inquietarse. Algo no iba bien.
Luke llevaba conectada a su piel una máquina que indicaba el nivel de azúcar en sangre y alertaba en caso de hiper o hipoglucemia. Por el motivo que fuese, aquella noche, el glucómetro dejó de funcionar y nadie pudo detectar que su glucemia caía en picado, salvo su fiel mascota, Jedi, quien había sido entrenado para oler las sustancias que desprende el cuerpo cuando existe un desorden metabólico como la diabetes y dar señales para socorrerlo. Y así fue, el perro corría y saltaba en la cama de los padres hasta que Dorrie, su madre, decidió levantarse a ver qué ocurría mientras que la máquina mostraba valores normales. Jedi continuó insistiendo hasta que Dorrie entendió el aviso y se dispuso a medir la glucemia del niño con el inesperado resultado que la hizo actuar de inmediato, pues estaba en peligro. Aquella mascota le había salvado la vida.
Muchas veces confiamos únicamente en la tecnología y no nos damos cuenta que son aparatos monitorizados y programados con un objetivo que también puede fracasar. Si tenemos la suerte de tener una mascota con estas cualidades somos afortunados.
Como dice el refrán...¡Perro que mucho ladra, poco muerde, pero bien guarda!
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Imagen:
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